jueves, 18 de noviembre de 2010

Contaminacion ambiental por plantas industriales

Miembros de Greenpeace bloquean dos tuberías de la factoría de 
Fertiberia en Huelva con el lema "no a la contaminación de la ría".
Miembros de Greenpeace bloquean dos tuberías de la factoría de Fertiberia en Huelva con el lema "no a la contaminación de la ría".

Desde que comenzó el desarrollo de la industria química, se calcula que se han producido y diseminado en el medio ambiente aproximadamente 100.000 nuevas sustancias químicas. Además, cada año esta cifra se va incrementando en 1.000 nuevas sustancias. El conocimiento del impacto de estas sustancias sobre el medio ambiente y la salud humana es escaso y, en la mayoría de los casos, no existe.
Desde que estas sustancias se liberan al medio, se van acumulando en el agua, en el aire, en el suelo, en los alimentos e incluso en nuestros tejidos. Con el tiempo, actúan sobre ellos amenazando nuestra salud. Muchas de estas sustancias podrían ser extremadamente tóxicas para los seres vivos, pero la realidad es que no se conocen todavía sus efectos, ya que la gran mayoría todavía no se han estudiado.

Hemos creado un desarrollo industrial sobre el planteamiento erróneo de que el planeta puede asumir los altos niveles de contaminación a los que lo sometemos y a estas alturas estamos alcanzando un deterioro medioambiental sin precedentes. Las organizaciones ecologistas han advertido durante decenas de años de que es necesario un cambio en el concepto de desarrollo que definitivamente lo desvincule del deterioro medioambiental. Es urgente adoptar el principio de precaución y abandonar el modelo actual centrado en lo que llamamos soluciones de “final de tubería”.

Estas soluciones buscan reparar o “controlar” el daño en lugar de eliminarlo. Pero muchas sustancias químicas peligrosas no son controlables y terminan en los ríos, en los seres vivos acuáticos y así entran en la cadena alimentaria. Por eso, nos encontramos ahora con unos altos niveles de contaminación química en el agua y con cientos de sustancias sintéticas en los tejidos de los seres humanos. La depuración no es “la solución”, sino sólo una parte de ella. Carece de relevancia si no está acompañada de medidas desde el origen. Sólo no vertiendo sustancias contaminantes evitaremos que se acumulen en el agua.

La única vía de asegurar la vida de nuestros ríos y mares como recurso pasa por la producción limpia. Esto implica que no se utilicen sustancias peligrosas en los procesos de fabricación y que no se liberen sustancias peligrosas durante el uso de los productos ni cuando se convierten en residuo.

La degradación ambiental no se detiene sola y el desarrollo económico no tiene por qué potenciarla. El modelo de desarrollo actual tiene que dar un giro si no queremos contaminar un recurso cada vez más escaso como el agua y seguir propiciando la emisión de gases de efecto invernadero.

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